Tár, de Todd Field, 2022

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Gillian Turner _____

Por fin vi Tár. 20 marzo, con la sala repleta. Una pareja salió a la mitad para abastecerse con más palomitas.

Es una película larga (dos horas, 38 minutos). Se dedica la primera parte a construir sin prisa la persona pública de Lydia Tár — exitosa mujer director de orquesta (de una prestigiosa orquesta en Berlín – empezando con extractos de una larga entrevista con Adam Gopnik de The New Yorker, interpretado impecablemente por Gopnik mismo. La imagen de Tár que ve el público es la de una mujer en la cima de su carrera profesional, segura de sí misma, conocida y conocedora, elocuente. En cuanto a su vida personal, está en una relación estable con Sharon, primer violín de la misma orquesta, y la pareja tienen una hija de ocho años, llamada Petra.

Al poco tiempo ese aspecto aparentemente tan perfecto empieza a resquebrajarse, y no tarda en salir a relucir la faceta oscura de Lydia Tár. Talentosa, con un sinfín de cualidades, también es cruel, manipuladora, egocéntrica a extremos sorprendentes, insensible a los sentimientos de los demás, depredadora.

Durante una clase de dirección de orquesta que da en la Juilliard Academy, Lydia Tár se muestra despiadada con un estudiante, quien al final abandona el salón en una furia. El estudiante puede ser ignorante, de una visión estrecha; aun así no es pretexto para humillarlo en público. A su asistente Francesca, joven directora en ciernes, la trata como esclava, y obstaculiza cualquier posibilidad de promoción. Francesca tendrá su venganza. Es evidente que Lydia está consciente de que la fama tiene precio, que camina siempre en la cuerda floja. Se ha roto el techo de cristal, pero ese techo sigue allí. Tensa, descuida la relación con su pareja; insomne, es ultrasensible al ruido, sea el zumbido del refrigerador, sea el tictac del metrónomo, sea el golpeteo a la puerta de su apartamento de soltero.

El desmoronamiento es insidioso, y cobra impulso nutrido por rumores, mensajes de texto, videos maleados y reveladores, artículos con comentarios tergiversados, celos profesionales, acusaciones de un comportamiento inapropiado con mujeres jóvenes y vulnerables. El escándalo acecha. La caída es súbita, accionada quizás en un principio por su decisión de “rotar” un viejo colaborador y asistente director, y de no darle la oportunidad a Francesca.

¿El final de la película? ¡Un toque maestro del surrealismo!

No hay nada que decir de la actuación de Cate Blanchett como Lydia Tár, que no se ha dicho ya. ¿La actuación de su vida? Hasta ahora, definitivamente que sí. Se inmersa en el personaje. Blanchett es Tár. Su Oscar como mejor actriz es un premio más que merecido. Además, la película ganó el Oscar como mejor película del año, con nominaciones de Todd Field como mejor director y también como el escritor del guion; Florian Hoffmeister por la cinematografía; y Monika Willi por la edición.

Es la primera película de Todd Field después de un paréntesis de 15 años. En 2006 dirigió y escribió Little Children (Secretos íntimos) sobre la vida en los suburbios norteamericanos, con Kate Winslet, Jennifer Connelly y Patrick Wilson. No ganó el Oscar en esa ocasión, pero Kate Winslet fue nominada como mejor actriz, y Todd Field por su parte en la escritura del guion.

Todd Field, left, and Cate Blanchett pose for a portrait on Oct. 2, 2022, in New York to promote the film Tár,” in which Blanchett plays a trailblazing conductor whose status is threatened amid a misconduct scandal of her own making. (Photo by Matt Licari/Invision/AP)

En resumen, Tár es una película meticulosamente construida, que retrata tanto la vida en la cima de un personaje que se cree intocable, como su estrepitosa caída. Moraleja: nadie es intocable.