Ser maestro es ser forjador de personas

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Mensaje de la Diócesis de  Aguascalientes a los docentes

Siempre me ha llamado la atención el siguiente pasaje del libro de la Sabiduría y que tomaré como punto de partida para nuestra reflexión:Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza. No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia(Sab 7,7-9)

 El autor es un hombre que tiene conocimiento de la cultura y de la sabiduría de los griegos, pero al mismo tiempo es conocedor y maestro de la sabiduría de Israel. El libro era una serie de proverbios ordinariamente atribuidos a Salomón, aunque ciertamente está escrito mucho después de la vida de este Rey, considerado el más sabio. El autor invita a meditar en la sabiduría, que ha ser tomada en cuenta y que se debe pedir a Dios, fuente y cumbre de todo saber.

Maestros: en Nuestro México por desgracia no pocas veces se ha menospreciado la sabiduría y se ha puesto por encima el saber cuantificable y casi como el único,  siguiendo los esquemas del positivismo, para el cual el conocimiento que vale la pena es aquel que se refiere a los hechos, el conocimiento fáctico y el saber matemático, dejando poco espacio para el humanismo  que medita no solamente en este saber verificable por los sentidos o por el método matemático. El espíritu humano no se limita al conocimiento cuantificable. Está abierto a otro tipo de saber, el saber meditativo, como dicen algunos filósofos contemporáneos.

Tenemos ahora que voltear la mirada a ese saber profundo que no tiene ni el método matemático ni el método de las ciencias naturales, pero que juntamente con el conocimiento meramente científico y tecnológico, forja a la persona. A ustedes, maestros, les hemos encomendado esta noble y muy delicada tarea. Difícil, ciertamente, pero una de las labores más encomiables; porque ayudar para que una persona sea consciente de lo que es, significa en cierta manera ayudar a un segundo alumbramiento, como decía Sócrates. El nacimiento a la posibilidad de ejercitar sus potencialidades, que llevan al ensanchamiento del espíritu. Sin embargo esto no siempre se logra: entre la casa y la escuela existen muchas interferencias.

Nuestros niños y jóvenes son ahora asediados por estilos que poco favorecen al asombro, al interés por conocer, especialmente a profundizar en el misterio de la propia existencia. Cada vez más nos encontramos menos libros en manos de los alumnos y mucho más aparatos de la técnica que sin saber usarlos inteligentemente se convierten no pocas veces en las nuevas tiranías  y esclavitudes, conduciéndolos a una visión reducida del mundo y del hombre, los sacan del mundo de lo real y los introducen en lo exclusivamente virtual, reduciendo el interés por el estudio del humanismo, sin el cual estamos en riesgo de perder las fuerzas espirituales de  la propia cultura, de la historia de sus raíces.

Ciertamente estamos en una era muy interesante. La era digital da razón de la capacidad humana para inventar, para descubrir, para manipular, para innovar, más aún, da razón de nuestro ser imagen de Dios. Porque ahí donde el hombre inventa, se refleja el brillo de Aquel que es pensamiento puro, pensamiento creador y amor puro.  Pero este poder de inventar y transformar se convierte en ambiguo cuando se polariza y se olvida de que el hombre es espíritu encarnado, razón y sentimiento, en fin, inteligencia sentiente, como diría Xavier Zubiri. Un ser abierto al infinito.

Recuerdo algunas páginas de aquel libro llamado “Un mundo feliz”, en el que lo único que vale es la taxonomía de acuerdo a la mente del inventor, sin embargo, siempre existirá la duda si así se puede ser verdaderamente humano y no parte de una máquina o cuando mucho una de éstas.

Por otra parte, el maestro de nuestro tiempo se enfrenta a otras interferencias, como puede ser precisamente la indiferencia y hasta el cinismo porque finalmente muchas cosas están a la mano. La idea de  un progreso fácil será siempre una tentación. Incluso confundimos progreso con capacidad adquisitiva, que no siempre es proporcional al conocimiento y a la formación. Ante esto ¿qué puede hacer el profesor? ¿Cómo va a motivar a los que nacieron en un ambiente sin motivaciones fuera de la ganancia y del lucro? ¿No es mejor para algunos enfilarse en los caminos de negocios fáciles y rápidos que pasar años en el aula para luego no saber dónde se va a trabajar y qué se va a comer?

P. Rogelio Pedroza González.

Son muchas cosas las que pudiéramos meditar en este día, son muchos retos a los que ustedes se enfrentan, pero eso no significa que su labor carezca de importancia, más aún, a medida que vaya creciendo la inconsistencia y la inconciencia, será más necesaria la labor del buen maestro, no únicamente como instructor, sino como forjador de personas. El Evangelio nos habla también de la sabiduría de escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica, para que el edificio de la vida no sea construido sobre arena.

Al Maestro de maestros vuelvan su mirada, Él les irá ayudando en la pedagogía del amor.

Queridos maestros al celebrarlos en su día, le pedimos al Señor para que sean imitables por su ejemplo. Muchas veces ustedes ejercen un influjo muy grande y muy bello sobre sus alumnos, pues el corazón humano siempre guardará una chispa que puede desatar todo un proceso. Un buen maestro será siempre luz que ilumina la búsqueda constante de la verdad plena que todo ser humano desea en su interior.

Finalmente, los invito a echar una mirada a nuestra infancia para ser agradecidos con quienes fueron nuestros maestros. Seguramente ustedes como yo, tienen presente al maestro de las primeras letras, de los primeros dibujos, y hasta de los primeros bailes en el salón. Quizá ellos como ahora ustedes, se preguntaron si valía la pena su esfuerzo y ahora en el otoño o en el invierno de su vida, si la amargura no los ha invadido, se habrán dado cuenta de todo lo que los quisimos y de todo lo que les aprendimos. Porque a pesar de las dificultades somos moldeables, quizá con la diferencia que ahora en ocasiones llegan a la escuela con pequeñas o altas dosis de veneno; sin embargo lo bueno, lo noble, lo verdadero y lo bello, siempre ejercen atracción.

Gracias, pues por su trabajo, por su esfuerzo de ser mejores, gracias porque independientemente de ideologías ustedes ejercen con libertad su magisterio y sus convicciones más profundas. Les pedimos que sean fieles a su misión de enseñar, educar en la verdad, ayudar a que ejerciten el pensamiento y el corazón para el bien.

No están solos: Los acompaña el Maestro, Cristo, el Señor: Camino, Verdad y Vida.

Muchas felicidades.