Rezago de América Latina

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Jorge Manrique* __________

América Latina era la región emergente más próspera del mundo, pero está a punto de ser superada por otras zonas que durante mucho tiempo fueron considerablemente más pobres. Perdió terreno desde la década de 1980 a pesar de las iniciativas de reforma. En gran parte, esto es debido a la lentitud del crecimiento y a su distribución desigual.

En la región se carece de una sólida cohorte de empresas medianas y de una clase media sólida con un poder adquisitivo creciente. Existe una interrelación entre ambos factores:  empresas modernas y competitivas puede crear empleos mejor remunerados y elevar la demanda de la clase media necesaria para nuevas inversiones.

Ahora, la disrupción que presenta la adopción de tecnologías digitales presenta una oportunidad para reavivar este círculo virtuoso de crecimiento, pero requerirá reformas para ayudar a las empresas a competir y a los trabajadores a prepararse.

Debe considerarse que el crecimiento en América Latina es más lento y volátil que en otras economías emergentes, y las ganancias desigualmente distribuidas de ese crecimiento no han logrado encender la economía doméstica y sostener el desarrollo.

El crecimiento del PIB en la región promedió 2.8% anual entre 2000 y 2016, que contrasta con el 4.8% de 56 economías emergentes en el mismo período en el que se excluye a China. Entre las economías latinoamericanas, Perú creció con mayor fuerza, con un promedio de 5.2% anual.  Colombia presentó un crecimiento promedio de 4.2%, Brasil de 2.4% y México 2.1%.

Además del débil crecimiento regional también se presenta como altamente volátil, impulsado por el auge de las materias primas que vio aumentar los precios de recursos como petróleo, minerales y productos agrícolas,  para después caer bruscamente.

Hasta ahora, la mayor impulsora del crecimiento del PIB regional, resultado de un auge demográfico y una mayor participación de las mujeres. La fuerza laboral creció en 66 millones de trabajadores entre 2000 y 2016, y  representó 72% del crecimiento general del PIB de la región.

Sin embargo, la demografía ahora cambia y disminuye las tasas de fertilidad. Esto significa que la región tendrá que contar con el crecimiento de la productividad en lugar de la expansión laboral como el principal motor del crecimiento del PIB.

Si bien la pobreza se redujo desde el año 2000, la lenta expansión de los empleos de mayor productividad y salarios más altos dejó a muchos vulnerables. Ya no son oficialmente pobres, pero aún no pueden pagar bienes y servicios que van más allá de las necesidades básicas y pueden no tener acceso al crédito. También siguen en alto riesgo de volver a caer en la pobreza durante una recesión o en caso de una crisis de salud o empleo.

 Más de un tercio de la población de la región vive con menos de 11 dólares por día.

Los consumidores que cruzan a la clase media tienen más dinero y más acceso al crédito para gastar más allá de las necesidades básicas y tienden a gastar una mayor proporción de sus ingresos que las personas más ricas.

El panorama empresarial en América Latina está polarizado. La región tiene algunas compañías poderosas, «multilatinas»,  que son menos numerosas y menos diversificadas más allá de la energía, los materiales y los servicios públicos. Al mismo tiempo, posee muchas pequeñas empresas, a menudo informales, que colectivamente proporcionan empleo a gran escala, pero cuya baja productividad y crecimiento estancado frenan la economía.

Gran parte de la fuerza laboral de América Latina está atrapada en una larga cola de empresas pequeñas, improductivas y a menudo informales

*Rector del Colegio Jurista

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