Fue afectada por reparaciones la ‘Casa de los perros’, en Querétaro

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Norma L. Vázquez Alanís / Fotos de Eduardo Rabell _________

 La Casa de los perros, en la ciudad de Santiago de Querétaro, está en la antigua calle del Desdén número cuatro, hoy Allende número 16, entre Pino Suárez y Arteaga, muy cerca del templo de San Agustín, y debe su nombre a las seis gárgolas con figura de perros que tiene a lo ancho de la fachada.

Sobre esta residencia clásica del siglo XVIII construida para Ignacio Mariano de las Casas, habló el cronista de Querétaro y maestro en Historia Eduardo Rabell, en una conferencia por zoom para los miembros de la Academia Nacional de Historia y Geografía, patrocinada por la UNAM.

Casa de los perros.

Recordó el historiador que De las Casas se consideraba “maestro arquitecto y artífice en hacer y formar órganos” e incluso en 1742 llegó a escribir un Tratado de gnómica, simetría y arquitectura, parafraseando la obra del orfebre español Juan de Arfe. Sin embargo, en su obra Ocios literarios, el arquitecto y escultor Francisco Eduardo Tresguerras lo criticó por su escasa formación en la técnica constructiva, aunque le reconoció su originalidad imaginativa “de mucho ingenio y bastante invención”.

 

A De las Casas (1719-1773), queretano ilustre, se deben la construcción de la iglesia y convento del Real Colegio de Santa Rosa Viterbo (ejemplo maestro del barroco), la enfermería del convento de Capuchinas, la capilla de la Tercera Orden en la iglesia de Santo Domingo y el panteón de Santa Clara; de su autoría también son los altares barrocos de Santa Clara y Santa Rosa, el monumental órgano del coro alto de la Congregación y el coro bajo de Santa Rosa, además de los relojes monumental de tres carátulas de este último templo -el primero de repetición que se construyó en América- y el de la casa cural de la parroquia de Santiago.

Fuente actual.

Asimismo, continuó el maestro Rabell, en 1760 De las Casas levantó el primer plano topográfico de la ciudad de Querétaro, que se publicó en 1803 en el libro Las Glorias de Querétaro, del bachiller José María Zela e Hidalgo.

A la muerte de Ignacio Mariano de las Casas, compró la Casa de los perros doña Josefa Vergara y Hernández, benefactora que dejó su fortuna de poco más de un millón de pesos para el pueblo de Querétaro y de ahí salió parte del dinero empleado para la causa de la Independencia, porque el albacea de su herencia era el corregidor Miguel Domínguez, relató el cronista.

Fuente antigua.

Explicó que Vergara y Hernández estuvo casada con José Luis Santos Frías, con quien logró consolidar un capital gracias a la práctica del agio, pero no tuvieron descendencia y por ello decidió legar sus bienes para obras de beneficencia en el estado de Querétaro.

En esa casa vivió doña Josefa hasta su muerte en 1809; después la propiedad tuvo diversos usos y lo mismo fue Seminario de 1868 a 1870, que Colegio de Niñas fundado por el padre Florencio Rosas y dirigido por la religiosa Salvadora de los Santos; posteriormente en 1906 volvió a utilizarse como Seminario; en 1915 fue una bodega muy grande y finalmente en 1930 se convirtió en el jardín de niños ‘Rosita S. Chanes’, el segundo que hubo en Querétaro.

Barandal de mezquite.

Actualmente la Casa de los perros sigue albergando ese preescolar gracias a que el gobierno estatal le dio la propiedad en comodato para su preservación y resguardo, por lo que no está abierta para visitas del público, lo que es lamentable -apuntó el maestro Rabell- pues se trata de una construcción de innegable originalidad y belleza.

Inmueble barroco lleno de arte y simbolismo

La Casa de los perros en Querétaro es una residencia clásica del siglo XVII y su dueño, Ignacio Mariano de las Casas, la llenó de arte y simbolismo. Por encima del pórtico presenta un medallón tallado que remata en concha con una cruz sostenida por dos ángeles, las puertas interiores también cuentan con medallones, algunos de los cuales todavía están entintados como lucían originalmente, sin embargo otros ya no tienen el color.

Plano de la casa.

La casa contaba con un acueducto interior y una enorme huerta, y aún pueden apreciarse las columnas toscanas muy de moda en el siglo XVIII, aunque la cantera se está mineralizando por la falta de ventilación. En dos de los múltiples salones con que cuenta la edificación se quitaron las vigas para poner concreto, que es un material corrosivo para la cantera, expuso el cronista.

En la decoración de los muros hay numerosas huellas religiosas como cruces con sudario y otras que aluden a Jesús y el arcángel San Miguel; la denominada “congojera” es un lugar de meditación con pinturas de temas religiosos cuyo acceso es por una escalera de caracol; ahí hay una pequeña banca y una ventanita.

Cruz con sudario.

Explicó Rabell que la casa cuenta con un patio cerrado con arcos de medio punto por encima de los cuales hay diez gárgolas e igual número de mascarones alusivos a personajes de la mitología griega como Dánae, Polidectes, Ortro, Perseo, Pegaso, Poseidón, Tifón, Medusa y Quimera. En el centro del patio hay una fuente en forma de copa griega sostenida por esfinges aladas, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales; estos seres supuestamente atraían a los niños para comérselos.

Como consecuencia de las distintas restauraciones que ha sufrido esta casa, actualmente sólo se conserva el centro de la fuente y ni la barda perimetral, ni el estanque, existen ya. Además, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) decidió cercar la fuente para evitar que los alumnos del jardín de niños la dañaran. La reja colocada atenta contra el paisaje visual de la fontana en la que hay arte y alegorías, como en toda la construcción, mencionó el historiador.

«La congojera»

Existe un rincón de alto simbolismo, es un lugar donde pareciera que no pasan los años y conserva la misma temperatura todo el año a pesar de que le pusieron piso de mosaico rojo, lo cual impide la transpiración del agua y por eso hay humedad en las columnas de cantera. Tiene un barandal de madera torneada de mezquite que fue parchado con algunos barrotes de caoba y barnizado. El mezquite es muy duro y difícil de tornear, y actualmente ya no se trabaja, por lo que ese barandal era una reliquia del siglo XVIII.

Dijo que una de las mejores restauraciones se hizo durante el periodo del gobernador Mariano Palacios Alcocer, quien estudió en ese jardín de niños; el único error que se cometió fue poner pisos de mosaico que provocan humedad en la cantera.

Eduardo Rabell.

Finalmente, el maestro Rabell mencionó que probablemente Ignacio Mariano de las Casas era masón, pues en la Casa de los perros abunda la simbología masónica como una escalera de caracol, los arcos de medio punto del patio y las gárgolas que hacen referencia a la mitología griega.

En 1964 el gobierno del estado erigió en su honor la plaza Ignacio Mariano de las Casas, monumento con el que la ciudad de Querétaro conmemora su vasta obra.