Pulso
Eduardo Meraz ______
El que espera, desespera, dice el refrán popular al cual parece apegarse la oposición en México, cuya estrategia de aguantar al desbarrancamiento del oficialismo, simple y sencillamente la descalifica como opción para vencer al cuatroteísmo. Y el tiempo pasa.
Es entendible que por las historias de vida de un buen número de líderes de la oposición prefieran mantenerse casi anónimos, cual si fueran estatuas de marfil, y les reste arrestos para encarar al gobierno; pero autoridades y dirigentes morenistas adolecen de las mismas debilidades.
Está visto que el capital no tiene ni ideología ni amigos, sólo intereses. Y lo mismo aplaude y respalda a los neoliberales que a los populistas, siempre y cuando sus ganancias no se vean menguadas; es decir, lo mismo respalda al presidente anterior que al actual, donde sus rendimientos han sido de ensueño.
Ausente y sin proyecto capaz de aglutinar a los sectores menospreciados y vilipendiados por el cuatroteísmo, la alianza Va por México muestra mayor preocupación por prolongar supuestos liderazgos partidistas, enfocados más en no perder prebendas, en lugar de mover a la sociedad en favor de derechos y libertades cada vez más acotadas por el presente gobierno.
La denuncia verbal vía conferencias de prensa, tuits y presencia en redes sociales ciertamente generan aprobación y likes al por mayor, pero la falta de opciones distintas están lejos de provocar un rechazo social amplio a un modito de gobierno totalmente autoritario.
Ensimismados en las burbujas de Buenavista, la Del Valle y la Roma PRI, PAN y PRD muestran una incapacidad absoluta para evidenciar las mentiras y falsedades de un gobierno que día con día empobrece más a la población y, en cambio, se solazan en un discurso, no exento de chistoretes, que no mueve ni conmueve.
Si el presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez recurre al pasado para justificar el desastre; la oposición en vez de interesarse por construir un modelo diferente, pretende revivir ese pretérito como panacea, cuando fue la causa del agravamiento de la desigualdad y la pérdida de la confianza ciudadana.
Lo más inquietante para los mexicanos que no estamos en la disputa del poder es, sin embargo, la vulnerabilidad de la ley en los tiempos del cuatroteísmo, tiempo en el cual hemos visto cómo la imposición voluntarista del inquilino temporal de Palacio Nacional arrasa con los poderes legislativo y judicial.
Y a pesar de que el mandatario sin gracia anticipa seguir con hacer de lado las normas y la Carta Magna, a lo más que se atreve la oposición es anunciar una denuncia de inconstitucionalidad, cuando se ha visto la benevolencia -por decirlo de manera suave- de la Suprema Corte a los designios presidenciales, en vez de convocar a una revuelta social.
Haberle quitado la mayoría calificada al partido en el poder en la Cámara de Diputados en 2021, fue un avance importante; pero las marrullerías del presidente sin nombre para vulnerar la Constitución, exigen de la alianza opositora la adopción de medidas emergentes para impedir la existencia de un gobierno sin ley.
Permanecer en su papel de estatuas de marfil -dejar hacer, dejar pasar-, mostrado por la alianza Va por México, es garantizar la continuidad del cuatroteísmo, ya sea por ampliación, reelección o ratificación de mandato.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
¿Qué tan extensiva puede hacerse o volverse la “cuota de humillación”?
@Edumermo