El mensaje de Carlos Slim Helú

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Carlos Ravelo Galindo, afirma: ______

Al final más sobre México. Y su historia. Conveniente enterarnos, precisamente ahora.

Pero antes con respeto un comentario.

Dicen que el recuerdo de los buenos profesores queda marcado en el alma de todo estudiante.

Un profesor de ética, solía decir:

“Crean descaradamente en el bien. Tengan confianza en que a la larga terminará siempre por imponerse. No se angustien si otros avanzan aparentemente más rápido por caminos torcidos.

Crean también en la lenta eficacia del deber. Sepan esperar. Hay que confiar y mucho con esa fe de la que hablaba este profesor.

Sí, el bien y el hacer tienen la última palabra. Tarde o temprano vencen.

No olvidemos que un presidente confrontado y acorralado puede ser más peligroso.

Coincidimos contigo querida arquitecto y poeta Yolanda Gómez Cobián.

Nosotros lo hemos confirmado en 76 años de reportero.

A su vez Andrés Manuel López Obrador también coincidió con el mensaje del empresario Slim Helú que para sacar adelante al país todos los sectores deben actuar en unidad y responsabilidad.

“Los empresarios entienden que son nuevos tiempos y actúan de forma responsable. Son indispensables para el desarrollo de México.

Sin ellos no se podría solo con la inversión pública sacarlo adelante.

Se requiere de la inversión privada, sector social. Economía y trabajadores”.

Vaya, resumimos: De todos. Y punto. CRG.

Y ahora, nos referimos al mensaje del ingeniero Carlos Slim Helú, el hombre —nosotros diríamos trabajador— más rico de México y el décimo cuarto más rico del orbe, cuando lamentó que en México hay desunión y conflictos  por cuestiones ideológicas.  Hasta caprichosas.

Habló ante el cambio de presidente del Consejo Coordinador Empresarial a título personal, como uno más de los congregados.

“Creo que cuando un gobierno es elegido democráticamente, hay que respetarlo. Aprender a discutir con ellos, con los técnicos y con los secretarios del ramo. Aportarles ideas, programas”. Dijo.

El tiempo que Francisco Cervantes Díaz era elegido ayer presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para el periodo 2022-2023, el líder saliente Carlos Salazar sostenía un diálogo público con Carlos Slim Helú.

Y así como otras veces lo ha hecho en privado, el empresario de Grupo Carso buscó calmar las ansias de quienes, con el cambio en la cúpula, demandan plantar cara al Presidente de la República.

“—La confrontación es una estupidez—, soltó así de claro.

Y abundó: “La confrontación a México le hace daño, a la empresa le hace daño, al gobierno le hace daño y a todos nos hace daño.

 “Se me hace una tontería. Yo creo que lo que debemos hacer es trabajar unidos, que se invierta, que se apoye y que salgamos de esta situación de subdesarrollo que hemos tenido”.

Desafortunadamente señalo Slim Helú hay desunión y conflicto en el país, algo que no ayuda a nadie.

Pero tener conflictos o ideológicos es una tontería. Porque si lo que van a hacer son conflictos caprichosos o ideológicos es una tontería.

Slim repitió algo que Salazar defendió durante su periodo de tres años, que ayer concluyó:

“Que a un gobierno elegido democráticamente, hay que respetarlo; que hay que aprender a discutir con ellos, con los técnicos y con los secretarios del ramo.

“Tener conflictos, yo diría a veces caprichosos o ideológicos, es una tontería”, insistió.

Lo que tenemos que hacer es buscar la unidad nacional, todos estamos jugando en el mismo equipo. Tan tan.

El abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes, al que agradecemos trabajar también en sábado, nos participa lo que el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, publica en el diario oficial que edita la secretaría de gobernación, sobre l proclamación del Plan de Ayutla en marzo de 1854.

“Durante las primeras décadas de vida independiente, el gobierno y el Estado mexicano experimentaron transformaciones, tropiezos y diferentes formas de organización política:

La monarquía constitucional, el federalismo y el centralismo, con relaciones que oscilaban entre la colaboración, la discrepancia, la negociación, el acatamiento o la desobediencia del orden jurídico e institucional entre los poderes nacionales, los poderes estatales, los cacicazgos, el militarismo y los regionalismos.

De forma paralela a la guerra de conquista territorial de Estados Unidos contra México, en el país se suprimió el centralismo, para dar lugar a la restauración del sistema federal, en 1847.

Como resultado de la derrota ante la invasión norteamericana, la entidad nacional perdió la mitad de su territorio y la inestabilidad política siguió campeando en los órdenes federal y estatal.

En 1853, se impuso el predominio de personalidades afectas al conservadurismo, quienes elevaron al poder Ejecutivo al general Antonio López de Santa Anna.

Su gobierno se caracterizó por el elitismo, la persecución de los enemigos políticos y la supresión creciente de los derechos y libertades de expresión y de prensa. La situación se volvió insostenible para los republicanos liberales.

 El coronel Florencio Villarreal proclamó un plan en la hacienda La Providencia, en Ayutla, estado de Guerrero, que convocaba a tomar las armas contra el gobierno dictatorial.

Fechado el 1 de marzo de 1854, el Plan de Ayutla declaraba que Santa Anna y los demás responsables de gobierno que hubiesen desmerecido la legitimidad de los pueblos, cesaban en el ejercicio del poder público.

Al triunfo del movimiento se convocaría a un representante por cada Estado o Territorio, que en conjunto elegirían a un presidente interino, quien, a los quince días de haber entrado en funciones, convocaría a un Congreso extraordinario que constituiría a la Nación bajo la forma de una República federal, representativa y popular.

El ejército sería preservado y se garantizaba la protección al comercio.

Diez días después de la promulgación del plan revolucionario, Ignacio Comonfort, militar de tendencia liberal, se puso a la cabeza de las fuerzas rebeldes en el puerto de Acapulco y propuso reformas al plan original con el consenso de los involucrados.

El movimiento se extendió por diversas regiones del país y triunfó política y militarmente.

El 9 de agosto de 1855, Santa Anna abandonó la Ciudad de México. Desde Perote, Veracruz, publicó un manifiesto por el que confirmaba su renuncia a la presidencia del país.

El general Juan Álvarez, destacado líder regional del sur, quien participó en la vida política del país desde la guerra de Independencia, se hizo cargo de la presidencia nacional.

Tal como establecía el Plan de Ayutla, convocó a la organización del Congreso Constituyente que redactó la Constitución política de 1857, una ley suprema que avaló el federalismo, además de enunciar por primera vez en la historia constitucional del país, la tolerancia religiosa, la libertad de enseñanza y la legislación en materia de culto.

El movimiento liberal que inició el 1 de marzo de 1854 hizo posible el establecimiento de las instituciones liberales en México.

De igual modo, con la victoria militar iniciada en la sierra guerrerense, bajo la consigna del Plan de Ayutla, concluyó la época de Santa Anna, se abrió paso a una generación liberal que luchó en contra de los partidarios conservadores de la Iglesia católica y de los jefes militares, así como del intervencionismo político y militar extranjero, durante la década crucial de 1857 a 1867”.

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