El caso Anaya, ¿el ridículo de AMLO y la FGR?

Anaya
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Silogismos

Antonio Ortigoza Vázquez _________

«Iré al reclusorio, pero el mismo día, a la misma hora, ante el mismo juez, en que se presenten sus hermanos Pío y Martín». Así fue como Ricardo Anaya le tomó la palabra al presidente Andrés Manuel López Obrador, después de la insistencia del mandatario para que el panista acuda ante un juez a quien la

Fiscalía General de la República aún no presentaba acusación de ninguna clase.

La audiencia tuvo lugar de forma virtual (por zoom), pero se canceló, porque la Fiscalía no presentó al juez la acusación tal y como lo estipula la ley respectiva.

El juez, en consecuencia, canceló todo y fijó nueva fecha, para el cuatro de octubre, para la audiencia que quizá sí se lleve al cabo y antes de cerrar el asunto, advirtió al «no acusado»  Anaya que «la comparecencia vía remota debe hacerse desde territorio nacional».

Ricardo Anaya.

Ninguna de las versiones periodísticas consultadas refiere alguna amonestación a la Fiscalía, la que de forma por demás ostensible no ha hecho su trabajo y así ofrece oportunidades magníficas para especulaciones de que no tiene realmente un caso más o menos sólido.

MOLIERE EN PALACIO NACIONAL

Jean Baptiste Poquelin, mejor conocido como Moliere, fue un genio de la comedia de enredos, muchas de esas pergeñadas a petición o bajo la supervisión de «El Rey Sol», Luis IV de Francia, a quien le encantaba divertirse, a costillas de sus cortesanos, pero también del «pueblo llano», a través del género burlesco.

Las comedias se representaban en el Palacio de Versalles, pero con el añadido de que, en ocasiones a Moliere se le pasaba la mano y en lugar de divertirse, el rey abandonaba la sala molesto. Ese ha sido el problema de los poderosos, que pretenden utilizar el estilo satírico sin que realmente dominen las sutilezas del género literario.

Se dice que el presidente López Obrador improvisa siempre en «las mañaneras», pero a veces da la impresión de que le preparan una especie de guion. De ser cierto esto último, puede colegirse que posiblemente el primer mandatario no revisa el texto con suficiente cuidado y entonces se mete en problemas.

Uno de los que puede llegar a ser un problema, quizá más serio de lo imaginable, es la acusación contra el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya. Un comentario ya muy difundido es que el presidente AMLO ya llegó al límite de sus ocurrencias.

El columnista de «Excélsior», Francisco Garfias, comentó al respecto: «El mensaje de Anaya desquició al presidente. Perdió el control. Su respuesta fue un alud de calificativos: ‘chueco’, ‘hipócrita’, ‘mañoso’ «En el caso de mis hermanos, igual, que la autoridad actúe. Yo no tengo qué ver con la Fiscalía. Ya no es el tiempo de antes, en el que el presidente ordenaba al procurador lo que tenía qué hacer». (Con la pluma de Moliere, ese… parlamento, habría arrancado carcajadas).

Pero el periodista Garfias insiste: «Si no es el tiempo de antes, entonces ¿Por qué la FGR no ha actuado frente a la evidencia de los videos? ¿No lo hace porque es autónoma, o porque los hermanos se apellidan López Obrador? ¿Usted que cree? Naaá… no sean mal pensados, Seguro que eso nada tiene qué ver».

Garfias pasó diez años como corresponsal en Francia y es posible que haya regresado con algo del espíritu chocarrero de Moliere, porque enseguida se hace la siguiente pregunta: «¿Ya se erradicó a jueces como Delgadillo Padierna, quien se sirvió de una licencia falsa para meter al bote a Rosario Robles so pretexto de riesgo de fuga? Es pregunta».

SOBERBIA DE CACIQUE PUEBLERINO

El agudo comentarista Ángel Verdugo, en su canal de Youtube «La mañanera de Ángel», nos señala ejemplos para definir el término «soberbia».

Nos ilustra: «Cuando alguien comete un error, en lugar de corregirlo, insiste en lo mismo. La soberbia de AMLO, de cacique pueblerino, es un ejemplo. Su odio contra Ricardo Anaya, sus secuaces, comenzando por el Fiscal General, deberían decirle: ‘Señor Presidente: Está mal, nos equivocamos, por las fechas, por todo… está usted ayudando a Ricardo Anaya’, pero callan y obedecen».

Verdugo remata: «La pregunta es: ¿Qué sentido tiene, cuando tantos frentes están abiertos?

«Duele aceptarlo, pero sí: Está loco. No puede ser alguien en su sano juicio. Es AMLO el que dijo esta sarta de babosadas; son expresiones de una persona que ya no coordina… que está en niveles de insania que representa un peligro para el país».

En esas estábamos cuando, con el café del mediodía, nos topamos con que doña Olga Sánchez Cordero deja su oficina de Gobernación y deja sin completar el último crucigrama que la tenía tan atareada.

El gobernador de Tabasco, Adán Augusto López deja su despacho y se va a Bucareli.  Sus credenciales no podrían ser mejores: Amigo de la infancia del presidente López Obrador, le ha acompañado desde sus andancias en el PRI, en el PRD y ahora en Morena. Llena como pocos el esquema de 95 por ciento de obediencia y 5 por ciento de capacidad.

Los chocarreros de las redes ya comienzan a caracterizar el Palacio de Cobián como «La casa de los locos Adams», por aquello de «Largo».

@ortigoza2010

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